Aunque la mayoría de los ejecutivos globales reconocen lo anterior, solo el 6% de según McKinsey, están satisfechos con sus procesos de innovación, su gestión representa un reto:
Tasas bajas de éxito de innovaciones por décadas en todo el mundo, según Nielsen, tan solo el 5% de nuevos productos lanzados al año, son adoptados satisfactoriamente por el mercado.
Altas inversiones en I&D con retornos bajos o negativos.
Inversión de recursos en el conocimiento de clientes, que no genera productos atractivos para ellos.
Generación de muchas iniciativas e ideas con dificultades para seleccionar las que deben ser desarrolladas.